domingo, 19 de febrero de 2023

 

    My dad asked me the other day why I did not write something about my mum, how she was, what I felt, and so on. I told him for me, the writing thing does not work that way, I said to him you have to be on the right mood to feel about writing, but I think he did not understand me (or at least I did not know how to explain myself). Now is almost 4am and I cant sleep because my mind keep bombing ideas and sentences, and that means now is the right time.


    Life sucks, so does the world. The planet is a huge matrioshka of a few innocent souls cornered by a large amount of selfish motherfuckers, and every single one of those corrupted spirits hatches testicles or eggs, both with the innate ability to spread more selfishness around, so the Russian doll never fucking ends. Life sucks as I said, but she, arrogant as fuck, pretends she is not, throwing bones to us from time to time like if we were starving dogs. The bones have multiple shapes, like for example, a gig we have been waiting for for a long time, a touching movie that surprises us, an amazing trip to a very exotic country, or a clapping audience celebrating something we are involved in. Sometimes is sex, but you have to tick some of these boxes: being handsome, being funny, being intelligent, having loads of money, or being a piece of shit with no heart and some kind of power or authority.

    Life is a predator, and we are the prey. Life is a brainless cannibal.


    My mum died when she was only 71, she was kind, humble and funny. Malignancy was not part of her vocabulary at all until fucking cancer came. She was fit, she was active, she did everything at home as a standard woman of her generation still do, and even worked for this house-cleaning products brand, selling sprays and detergents to friends and neighbours. My mum was one of those innocent souls I mentioned before. No alcohol, no cigarettes, no vices... but she is gone. She had to go because life said so. Since then, I feel life is even more pointless than before and I do not forgive her. I will not. Life is idiot.


    Life is cruel and violently unfair, and there is nothing we can do about it. “Suicide” someone says, but no, we can not commit suicide because of two reasons, the first one is (one more time) selfishness, there are millions of unfortunate animas in the planet who would do anything to live not one more time, but a few more minutes to amend mistakes made in life or just saying sorry, and the second one is almost as nasty as life itself is, basically, commiting suicide is an emotional blackmail, where the act of killing yourself would result in related harm for your loved ones, causing anxiety, depression, or even consequent suicides, so you decide not to go ahead because the idea of leaving a trail of guilt and pain behind you does not sound really attractive, to be honest. Fear could be a third reason if you are a Catholic, yes. I think suicide is considered sin, or something like that, right? (thanks religion)


    My dad told me the other day I should write something about the way I felt about my mum loss, so I did. I wrote it in English because he does not speak and I do not want him to understand what I am saying. I guess he would expected something slightly different.

lunes, 15 de marzo de 2021

Enséñame a dormir

 

Enséñame a dormir

En una habitación estática

Con relojes congelados

Y sueños por construír


Enséñame a aprender

A vivir sin tener que hacer tu cama

A respetar la ausencia de movimiento

A hacerme cómplice de un suelo ahora impoluto


Enséñame a aceptar

Las disculpas de ajenos

Las miradas curiosas

Las lágrimas imprevistas


Enséñame a sentir

Algún latido en esta casa sin vida

Sorprendida en alguna calle mal iluminada

Y que no sabe ni a dónde va


Tu padre y yo somos dos fetos

Lanzados en cualquier esquina

Rogándole a la vida que acelere

Porque ésto no es vida sino purgatorio

Una sala de espera de alguna serie cómica

Con risas enlatadas de otros tantos muertos


Enséñame a dormir


Enséñame a dormir

Hasta que no tenga necesidad de despertarme

jueves, 7 de mayo de 2020

No tan Stranger Things



El otro día vi Stranger Things 3.

Siempre pensé que la serie ya debería haber acabado al finalizar la segunda temporada. Ese mundo reflejo, “upside down”, espejo del que los protagonistas pisan sólo que poblado por criaturas malignas que anhelan conquistar el anexo contrario. Dominado todo él por una entidad descomunal, terrorífica y de pesadilla, y alimentada a través del miedo en forma de parásito, algo así como un ente voraz y canibal sin capacidad de sentirse saciado.

Pero no, Netflix da pasta, ¡pero mucha!, y como borregos (yo, el primero, aunque no creo que cuenten conmigo para la cuarta temporada) acudimos en masa a digerir nuestra ración mainstream pertinente como si fuéramos obsesivos compulsivos, heroinómanos contemporáneos pinchándonos series en vena con objeto de aplacar nuestro mono de innecesaria información opiacea.

Los niños van creciendo, y con ellos sus hormonas, que han dejado de lanzar dados buscando el crítico rolero que les permita asestar un buen golpe de mandoble a dos manos, para intentar hallar la manera de afilar por primera vez su daga todavía envainada. Ya se besan, ya se dicen que se quieren, y ya observamos unas diferencias cliché entre géneros: ellas van de compras, ellos se tiran pedos y los ríen, ambos critican la futilidad del pensamiento de su especie opuesta.

¿Y lo de los Rusos?, la verdad es que no me ha quedado todavía claro si los Duffer brothers intentaban exponer de una manera personal, honesta y sincera, la ideología comunista y el conflicto de la guerra fría entre las dos potencias, o sólo pretendían caricaturizar de manera típica y tradicional los tópicos recurrentes aplicados al país eslavo (Gorbachov-Vodka-frialdad y ausencia de sentimientos o empatía)

El caso es que, y como bien he mencionado, el dinero llama al dinero, y los directores han decidido lanzarse un salvavidas a ellos mismos en caso de que el buque de la inventiva se encamine a un puntiagudo y personal iceberg, dejando, por si acaso, un final abierto al cual agarrarse si así lo consideraran pertinente.

Aún así, me he quedado con tres puntos a destacar de la temporada:

-La emotiva carta del Chief Hooper a Eleven, una declaración honesta de intenciones en la que deja patente que todos maduramos, nos desarrollamos, y envejecemos, y que, aunque nos joda y nos dé lástima, es la propia vida la que nos obliga a movernos hacia delante, aunque no sepamos bien qué estamos buscando.

-El guiño de Dustin a La Historia Interminable. Ahí me reí bastante, cierto es.

-Winona Ryder. Qué maja es esta mujer, copón, destacado mito sexual mío adolescente (y es que la mujer sigue, o parece, estando de buen ver, ¿no?


Llegaremos a ver un Stranger Things 11?, ¿con esa suerte de telépata, ya cuarentona, lanzando demogorgons en un Hawkins actual?

Nadar



El sonido que hablan las burbujas
Que reverbera como discusiones de delfines
Con agudos celestes
Con timbres oxigenados

Es salir al exterior
Por tu propio impulso
Pon la necesidad de aire
De vida
De respirar
De volver a nacer
Como un parto inducido por uno mismo

Ingrávido
Levitando húmedo con tú propio yo
También húmedo
A solas con los sentimientos
Danzando en el espacio
Como un astronauta errante observando el vacío
Saludando al cosmos

Transpirando paz
Como un embrión tranquilo
Como un ser limpio
Pulcro entre azules

Nadar es jugar con el cielo
Con el cielo bajo el cielo
Es ser frágil
Y sentir nuevamente paz
Salir entonces al exterior a respirar oxígeno
Buscando una luz guía

Tu alma es ya plena
Tu espíritu tranquilo está
Y tu conciencia se apacigua

Jornada de reflexión
En ese lugar donde analizar ideas
Donde dibujar el problema que tu mente carcome
Y donde sosegarse ante desavenencias previstas
Y traspiés pasados

Nadar es viajar a ese pacífico mundo de manera temporal
Sin más aletas que el empuje de tu propio afán por reencontrarte
Y sin más escamas que tu propia piel
Dañada esta por tanto error cometido

Apoyarte en el borde
Respirando ideas nuevas renovadas
Aceptando una nueva forma de ser
Pausada
Reflexionada
Y descansada

Midsommar



El otro día fui a ver Midsommar.

Segundo largo de Ari Aster tras su debut con Hereditary, para mí, la mejor película de terror del 2018.

¿Y qué conlleva, para mí, ello?, pues básicamente las expectativas generadas, altas expectativas y un nivel sobresaliente y difícil de superar,  consecuencia del otro largo ya mencionado. La verdad es que esperé Midsommar con ansia e incluso con claro recelo crítico ("a ver qué me encuentro") ya que el listón dejada por la primera fue ciertamente alto.

La película nos cuenta la historia de una pareja cuya situación sentimental no pasa por el mejor momento (vida estancada, rutina, amor no totalmente correspondido, ¿quién sabe?) a lo cual se sumará una horrorosa tragedia familiar que castigará emocionalmente, y todavía más, al personaje de Dani, interpretado por Florence Pugh. Ambas dos circunstancias nos harán partícipes del tenso y crítico momento por el cual la pareja pasa previamente al nudo real de la trama, el viaje a Suecia.
El viaje:

Christian (el novio de Dani) y tres amigos suyos planean viajar a una recóndita localidad de Suecia con objeto de disfrutar del Midsommar, un festival practicado en la región y que sólo se celebra cada 90 años. Christian le propondrá a Dani viajar con él y sus amigos al país Nórdico, con el fin de apaciguar y salvar la tensa relación amorosa por la que ambos están pasando. Y aún con el recelo patente de los amigos de él (salvo uno, oriundo de la tierra del Midsommar y perteneciente a la comunidad que dirige y organiza tal festival), se embarcarán en una empresa que distará muy mucho de unas vacaciones idílicas.

Midsommar es, a día de hoy y para mí, la mejor película del género de terror del 2019, sin duda.
Es una película que tiene muchísimas cosas que ofrecer, para empezar, es una película de auténtico miedo, ¡de mucho miedo!, y que no recomiendo a personas que digan de antemano "mira que a mí las películas de miedo me asustan mucho, eh", por que sinceramente, lo van a pasar mal. El miedo de Midsommar es miedo "tradicional", de susto, espasmo y sobresalto, sí, pero en muy poca cantidad, y éso me agrada, ya que Ari Aster da a entender que el horror está madurando, cambiando, o evolucionando, como lo quieras ver. Aún a pesar de visionarse situaciones gore (porque las hay, y bastantes, y bastante chungas, la verdad), no es la tónica predominante del filme, no es a lo que estábamos habituados dentro del género slasher de finales de los 80-principios de los 90, con el asesino enmascarado persiguiendo a sus víctimas y matándolas siguiendo un patron macabro o un modus operandi determinado, vemos un miedo que juega con el desconocimiento, con la idea de saber que algo va a pasar, algo horroroso y bizarro, y que va a pasar muy pronto, pero que no nos va a pillar de sorpresa, si no que se acerca, se acerca, y poco a poco ya se ha generado delante de nosotros, no habiendo escapatoria posible y originándonos sufrimiento. Es pura psicología muy bien tratada.

¿Qué más nos regala Midsommar?:

-La imagen, sin duda. Es una película de terror diurno, las dos horas y pico suceden de día y en plena campiña (salvo algunas escenas contadas dentro de cabañas, claro), y eso no es muy frecuente que sepa yo. Aquellos planos, aquellas fotografías larguísimas, anchísimas que pareciera que alargaran la pantalla del cine a una anchura más larga de lo normal, combinando escenas en un mismo plano de caracter idílico, precioso, bucólico y pastoril, con lo más bizarro, grotesto y angustioso que una mente cuerda pueda llegar a imaginar. La manera de conjugar el sueño con la pesadilla en un mismo plano resulta enfermizamente sublime.

-Las drogas. Como toda buena secta, la comunidad de Midsommar no va a escatimar en el uso y consumo de sustancias psicotrópicas, naturales, eso sí, ya que todo irá encaminado a satisfacer a la Madre Tierra, «aquí no queremos químicos y opiáceos de ejecutivo, aquí tiramos de hongos, setas, y psicodelia»… resultan muy, ¡pero que muy bonitos!, los efectos de cámara e imagen a la hora de trastocar la visión del personaje que esté colocado en ese momento, haciéndo partícipe al espectador y en formato de primera persona (como si fuera uno más de los turistas), del viaje iniciático experimentado. Esos rasgos faciales deformados, esas narices puntiagudas, esos ojos como platos de tamaño acrecentado. Juega incluso con el paisaje, como si éste oscilara en espirales, deformándose y reformándose a su libre albedrío y generando al mismo tiempo placer, y nerviosismo. Es una pasada.

-Y la actriz, Florence Pugh. La viva imagen del llanto y el desespero, la ansiedad y el sufrimiento. Será con la llegada del personaje de Dani a la comunidad, cuando se nos regale el sádico presente del disfrute de la agonía ajena, y esta chica se encargará 11/10 de hacerte sentir molesto ante tanta barbarie, porque lo hace tan real, tan vívido, y tan natural, que casi llegas a empatizar con su triste realidad, siendo consciente de que no puedes hacer, por desgracia, nada para ayudarle.


¿Y qué es lo peor?, que sólo dure dos horas y media, aunque creo recordar que existe por ahí cierto material extra que saldrá a la luz en algún momento.

La mejor película de terror del 2019, así.

Messiah



El otro día fui a ver Messiah.


"Will he convert you?, or con-you?", me pregunta un imponente anuncio instalado bajo el túnel que lleva a la mastodóntica Waterloo Station.

La última serie de Netflix ya está aquí, y la verdad es que en un principio no le voy a hacer mucho caso "Ale, lo anuncia Netflix, y todos a verlo. Yo paso…", intenta convencerme un repentino alarde de personal gallardía y autenticidad.

Las paredes del metro me lo siguen recordando "mírame, mírame, quiéreme, dame tu tiempo, sólo 45 minutos"
. Intenta atraerme, fruta prohibida de serpiente enroscada, Adán desvalido y perdido en su Paraíso personal de ociosas noches fieles a sus amantes arábica y robusta.
No obstante me documento, rescato alguna sinopsis, observo la duración de cada capítulo, la premisa es interesante (cierto es), entre eso, y que en ese momento no tengo en mente ninguna serie por ver, pues me animo a subirme al carro de lo mainstream (una vez más)

Messiah nos cuenta la historia de un predicador en Damasco que tras advertir a sus fieles sobre la necesidad de permanecer fuertes y tranquilos ante el peligro inminente de una ocupación violenta por parte del Estado Islámico, consigue sobrevivir y salir indemne de una feroz tormenta de arena (casi Bíblica, podríamos decir) la cual truncará las intenciones de conquista por parte del mencionado grupo terrorista. El hombre, sin él quererlo, conseguirá formar un grupo muy sólido de acólitos que irá creciendo en número, se erigirá entonces como guía de tal rebaño de «peregrinos», conduciéndolos hacia la frontera con Israel con objeto de expandirse por otros territorios árabes fomentando la paz y la concordia. Será entonces cuando el fenómeno del surgimiento y aparición de un Mesías se empiece a germinar, y a expandirse por el resto del mundo entero.

Esta es la premisa más objetiva y material de la serie, sin embargo Messiah trata muchos otros temas socio-políticos y de actualidad de mucho calado y patente interés, desde la ocupación del estado Palestino por parte de Israel, el drama de los refugiados, la fe en todos sus sentidos (y la falta o pérdida de ésta), las creencias, los nexos entre las religiones, la arrogancia y presupuesta supremacía de unos pueblos más poderosos sobre otros, el fanatismo y sus condiciones violentas… por supuesto que tendremos la trama mágica y misteriosa, quién es este hombre?, es en realidad un salvador?, un profeta?, o no será mas que un charlatán con mucho carisma que algo oscuro oculta?, será un falso profeta?, y porque SIEMPRE Estados Unidos tiene que estar metido en todo?, joder.

La verdad es que la recomiendo, tanto si se opta por el visionado más directo y palomitero, como por el más analítico y filosófico.

Messiah, de vez en cuando Netflix hace cosicas decentes, oye.

Mandy



El otro día fui a ver Mandy.


Qué ganas tenía de ver esta película!. La recuerdo en el cine, con ese cartel rosa-oscuro tan particular, y esa idea preconcebida acerca de "algo de una secta" y una escena con una motosierra… pero duró poco!, la verdad es que no sé porqué, pero estuvo poco tiempo en cartel. El tiempo pasó y la tuve olvidada, y siempre con la cantinela del "ya me la bajaré", hasta que un bendito día me dije "hoy", y así lo hice.

Película dirigida por Panos Cosmatos, director al cual yo no conocía de nada y, según leo en páginas cinematográficas, de poca trayectoria filmográfica hasta la fecha, parece ser… largo protagonizado por ese irregular icono del cine Americano llamado Nicholas Cage. Ese Nicolás, ese hombre con esa expresión tan particular, "esa expresión", y enfatizo "ESA EXPRESION", porque ciertamente es un actor que no goza de un variado registro artístico, aunque ello no sea motivo para destacar (por uno, u otro motivo) títulos como La roca, Con Air, Leaving Las Vegas (por supuesto), o el propio filme del cual hablamos, Mandy.

Estructuro Mandy en dos partes, la primera una puramente química, un viaje exagerado y espontáneo, casi vivo, que se nos va de las manos, anárquico e independiente, que se ve orquestado y esquematizado por una lisérgicas imágen y puesta en escena que no harán mas que sentirnos incómodos aún a pesar de estar disfrutando. Me recuerda un poco también (pero ésto ya es una idea bastante personal) a ciertos vídeos de temática punk/gótica de finales de los 70-principios de los 80, dígase, Joy Division o The Cure, por ejemplo, y una segunda parte que nos llevará de la mano a un festival de desvarío y desparrame donde primarán la ira, la violencia y la venganza, y sobre todo un Nicholas Cage desatado que pareciera que hubiera acabado con todas las existencias de opiáceos de las boticas de una gran ciudad.

Y de qué va?. La trama gira en torno a una pareja enamorada, casi exagerado "love is in the air", con las aguas del lago de Crystal Lake (¿Viernes 13?) a modo de espejo cósmico reflejando infinito el cariño en torno. Todo es bonito, todo queda bañado por un aura de ensoñación y placidez alejado del caos y el mundanal ruido, burbuja sólo quebrada por el trinar de gráciles jilgueros y pisadas de salvajes y nocturnos cánidos… pero ese sueño se verá cruel y fatalmente quebrado por una despiadada secta que nos recuerda a la liderada, allá en los 60, por Charles Manson. La chica es secuestrada (y más cosas), y Nicholas Cage buscará venganza durante toda la segunda mitad de la película.

La chica.
La actriz es Andrea Riseborough, actriz bastante prolífica con casi 50 apariciones entre series y películas de entre las cuales me gusta destacar Birdman. Su personaje dista mucho de ser humano (metafóricamente hablando) ya que en ciertas escenas parece una ninfa, una preciosa bruja, o una de ellas que pretenda ser la otra. Centra un par de escenas caminando por el bosque que me gustaron sobremanera, desplazándose lenta y pausadamente, combinando sensualidad con distancia, como si quisiera provocarnos miedo, pero un miedo bello capaz de atraparnos y hacía el cual no tuviéramos mucha intención de ofrecer resistencia. Probablemente será esa presencia, fantasmagórica e inquietante, la razón de la obsesión del lider mansonizado que acabará culminando con el secuestro de la joven.

¡Destaco!:

-De la primera parte, aquella escena ciertamente memorable que gira en torno al lavado de cerebro por parte del líder hacia la protagonista. En ella, y como si se tratara de uno de aquellos juegos visuales tan trillados en televisión en los que un mago, o hipnotizador, menea una varita dibujando espirales de colores hasta lograr la abstracción de un inocente sujeto, veremos a la chica protagonista siendo sometida a un proceso de convencimiento voraz alimentado por las drogas y encauzado por la cacharrería verbal del déspota lider sectario. La escena en cuestión ofrece una actuación por parte de ella que resulta atrozmente enfermiza, así como sobresaliente a la hora de convencernos. Tétrica y fantasmagórica es la sucesión de caras simultáneas que nos ofrece el punto de vista de la, casi poseída, mujer… da mal rollo, pero es muy bonita de ver.

-De la segunda parte, sobre todo, el trabajo de Nicholas Cage. Si normalmente (a mi parecer, y como ya he nombrado arriba) este actor peca de carencia de expresión, es en esta película donde precisamente tal carencia es lo único que no se le puede achacar. El Americano interpretará a un personaje totalmente ido pero no perdido, ya que conoce de manera sobrada su objetivo, y que no es otro que una colorida y húmeda venganza. Pasadísimo, colocadísimo, y enfadadísimo, ahí tendremos a Nicolás bailando al son de una motosierra herrumbrosa y sedienta de hemoglobina, ahí estará también luchando contra un grupo de motoristas ¿humanos?, ¿demoníacos?, de similitud apreciable a pin-head, el cenobita de Hellraiser, y permanentemente encocados, cuya razón de ser en este mundo rádica en el consumo de cocaína y en la propagación de una violencia desmedida estimulada por el susodicho opiáceo, y ahí lo volveremos a ver también desangrándose cual cerdo el día de matanza, en el baño, en calzoncillos, y desinfectándose las heridas con una botella de vodka de la cual beberá entre gritos de agonía y desespero (creo que la única escena de toda la película de tonos y colores claros, y rodada en un único plano)

La película es pura poesía visual, y aquella alternancia de colores brillantes/apagadísimos una sucesión de versos encaminados al infierno, destino al cual Nicholas Cage se embarca de manera desmedida, atroz, y sin billete de vuelta. Mandy es una película de estética ochentera que a mí me recuerda un tanto a la grandísima Drive gracias a la imagen y la música adornada con sintetizadores, entre otros factores.

Junto con Hereditary, Mandy (para mí) constituye otra de las joyas del terror (terror ultraviolento, si se quiere denominar así) del 2018.

Lo tiene todo, y no le sobra nada.